domingo, 25 de septiembre de 2011

En el suelo

He perdido más tiempo revisando las postales
sobre las paredes de este cuarto
que contando tus lunares,

y he puesto más empeño
en no arrugar la camisa al desnudarme
que en aprenderme tu cuerpo
mientras nos sorbíamos el tuétano


(Otra vez… bajo otras sábanas…
destilando otra piel que no me sabe nada
otro sábado más.)

Como cada noche que lo intento, a la orgía
llegó sin ser invitado un recuerdo,
y tu colchón es demasiado estrecho
para que descansemos los tres.

(Desde que me alimento solo de lo que ya  tengo
no hay conquista sin hemorragia de culpa
ni beso que no me golpee en la sien.)

No quiero tener que recordar tu nombre por la mañana
ni encontrarme con el pelo revuelto
desayunando tu aliento
empapado en el café.

Me voy  a tientas por este  pasillo,
cierro  la puerta de tu piso compartido
y con el golpe cae  el camino de retorno
para despertar contigo.

Entonces me doy cuenta;
                me he dejado la ilusión y las bragas en el suelo,
                                                   justo al lado de tu cama.



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