miércoles, 15 de febrero de 2012

Borrachos

“¿Es que temes enamorarte,
o tal vez que te olvide por la mañana?”
Me preguntas con el peso de las copas
y la voz bañada en nicotina,
como si fuese a confundir este capricho de sábado
con un preámbulo para  que me quieras,
o me sorprendiese si antes del desayuno
terminan todas tus atenciones,
y que en los días sucesivos
      esquives mi existencia en las esquinas comunes
     o mi nombre en las conversaciones,
(Que de lejos te olí las intenciones,
y esta piel ya está curtida de ser moneda de cambio
cuando el deseo aprieta los intestinos).

Que no te importe, que no habrá versos ni reclamaciones.

Mi único miedo es que en la resaca póstuma
te avergüences,
igual que se avergüenzan los otros borrachos,
(esos que no han sido invitados a ninguna cama),
de cantar a voces o vomitar en las aceras,
y que rememorando con tus amigos el camino
que te ha traído a morderme  el vientre,
justifiques tus ojeras bajando la mirada, y sentencies
(igual que esos borrachos que han regresado solos a casa
y confunden los portales, y se tropiezan con los bordillos);
                                                                 “Había bebido  demasiado”…

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