(A mi abuela Basilia. R.I.P.)
En las botas llevo el barro del camino hacia tu nada,
a este jardín sin primavera
de flores secas y cristos de latón.
En la memoria el brillo nacarado de tus uñas
las lamparillas del último septiembre,
el pan con aceite al fuego
y la cántara de leche de mi niñez.
Sobre ti cae el polvo de otros muertos,
las suelas de sus zapatos,
el peso de una losa que llevará tu nombre
y la fecha de hoy.
Yo tengo la calma, la compostura,
el aplomo para ser el hombro de todos
si aprieto los dientes
tras el acero de tu medallón.
No me consuela la lluvia;
ese tópico tan apropiado para el drama.
ese tópico tan apropiado para el drama.
Lo que quiero es recordar como se llora,
sembar de sal y rabia este barbecho.
Y regresar luego a la calma de tu casa…
prender la lumbre…
poner sobre la mesa el hule…
y preparar café.
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