domingo, 27 de noviembre de 2011

Para una vieja musa.

Ahora te das cuenta de que una vez fuiste alguien
tan sólo porque yo te quise.
Porque me aprendí tu saliva y el mapa de carreteras
que dibujaban tus venas,
porque puse en el suelo los pies y las manos
cuando tú me lo pediste,
porque creé un universo tomando como origen
la raíz de tus gestos.
Vuelves ahora,
pidiendo ser de nuevo la razón de mi desvelo,
que antes y después de mi el amor
sólo es una sucesión de tópicos y frases hechas,
de marcas sobre el calendario y escenas diseñadas.
Tú que te burlaste de cada una de mis palabras
escritas con el índice sobre el lienzo de tu espalda
o el vaho de los espejos,
cuando mi obra sólo se editaba en el correo,
 o el reverso de un recibo del banco.
Y yo te observo con el filtro en la memoria de otro amante,
uno que supo leer la poesía
que se me enredaba en la garganta,
que se llenó los bolsillos y la boca
con el mundo que mi voz le regalaba.
Entonces en el recuerdo apenas un esbozo de nosotros,
Y yo te digo que no,
Que ahora ya, no me inspiras nada.

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